Pensemos Chile

jueves, 5 de noviembre de 2009

Sobre los Conservadores

La ideología conservadora ha sido, por lo general, bastante poco estudiada y menos comprendida a cabalidad; normalmente y al operar como cuestión de facto, se inhibe, partiendo por los propios adscritos a dicha ideología, de una reflexión sobre los contenidos de la misma.
Una ideología que funciona sin necesidad de grandes teorías ni especulaciones excesivas. Al fundarse en verdades asumidas como tradición, ya sea en forma “revelada” o “natural”, el conservantismo opera al son de principios cuya verdad absoluta no deja espacio a la cavilación filosofante ni menos a los cuestionamientos empíricos.
En Chile la ideología conservadora ha predominado, con escasas interrupciones, a lo largo de toda la historia si nos remontamos, solamente, a los últimos docientos años.
El conservadurismo asoma de manera fantasmal, lo copa todo sin aparecer; ya lo hemos dicho, al capturar la cultura, que en la época actual se expresa en la educación y los medios de comunicación de masas, el conservantismo ha construído un “régimen de verdad” que se impone por sobre cualquier otra realidad. Mercado, Política, Educación se arrastran hacía el polo conservador sin que parezca haber fuerza (ni "nueva mayoría") que se le oponga.
A propósito de la reciente muerte de Gonzalo Vial, se ha producido el tradicional obituarismo chileno que ha llevado a los altares religiosos y civiles a un personaje que parece tenía todas las virtudes humanas e incluso algunas divinas. Sin duda el encarna a cabalidad el idearío conservador.
Pero no nos engañemos, no hay muerto malo y es natural que así sea. Tamaño acontecimiento, me refiero a la muerte en general, junto con dejarnos pasmados, nos lleva naturalmente a ensalzar las virtudes del difunto sin distinguir si aquellas virtudes son presentables o no.
¿Era relevante el recién metido a difunto?
A juzgar por lo que se ha escrito parece que si. Sin embargo conviene decir algunas cosas.
Si uno juzga sus méritos como historiador estos son más que discutibles. Su trabajo sobre Historia de Chile que pretendía abarcar entre 1891 y 1973, contiene un conjunto de anécdotas que al margen de ser entretenidas, no son muy rigurosas en su evidencia, sin que esto implique que un historiador no pueda “ensayar”, pero tampoco hay mucho de ensayo en el trabajo de Vial.
Su tesis central descansa en que a partir de 1891 y con el advenimiento de nuevos actores en escena, se perdió el natural consenso de la sociedad chilena basado en el respeto a la tradición y a la unidad religiosa. De allí a 1973, el país transitó de tumbo en tumbo, ya que había pérdido su unidad fundante, y eso explica la crisis del 73 y la vocación restauradora de la Dictadura de Pinochet. En el fondo y para simplificar las cosas, Vial afirma que los síntomas de la ruptura que divide la historia de Chile son dos suicidios, primero Balmaceda y luego Allende. Una simplificación burda, que duda cabe, la de Vial, digo.
Sin embargo en algo tiene razón, se perdió una matriz tradicional fruto de la inevitable evolución de la cultura de los pueblos, al lamentar eso, Vial demostró que sabía poco de historia y que lo que le interesaba era conservar, como fuera posible, nada menos que la verdad. Tal vez debió dedicarse a la teología y no a la historia.
¿Dicha verdad, existe? Fue un hecho histórico que inevitablemente cambió. En todo caso la vocación por el esencialismo no es patrimonio sólo de historiadores conservadores, hay otros metidos a progresistas o izquerdistas que inventan esencias metafísicas como el “sujeto popular” que descansa en el altar de enfrente de la unidad tradicional conservadora, pero ese es otro cuento.
Ahora, si uno mira la actuación política de Vial, está se hallá en sintonía con la tradición aristocrática de la política chilena que cruza a izquerda, centro y derecha por igual.
Fue ministro de Pinochet, pero de educación, fue miembro de la comisión Rettig y de la mesa de diálogo. Es obvio, a Vial le repugnaron los crimenes de la Dictadura y lo dejó por escrito. Sin embargo aquello, que muchos podrán valorar como un noble gesto, es parte de un comportamiento tradicional. La culpa corroe a parte de la aristocracia cuando los crimenes los cometen las instituciones que ellos fundaron. Esas instituciones, las fuerzas armadas, no gozán de un respeto en sí mismas, son inevitablemente necesarias para la aristocracia, para mantener el orden, la paz y todo lo demás. En ese sentido la actuación de Vial se basa en una perspectiva muy curiosa, la condena a los crimenes de la dictadura podría considerarse una abstracción ya que, en el fondo el orden reclamado no podía restaurarse con argumentos y discursos. Poco de historia y de la naturaleza humana sabía Vial al pretender que un golpe de Estado dado por las Fuerzas Armadas iba a ser entre algodones.
Sin embargo tal vez lo que mas repugne de este sujeto, sea el haberse prestado para escribir el “Libro Blanco” en donde los militares justificaron sus acciones, amparados en el “siniestro Plan Z” que sin duda es una de las grandes ficciones de las últimas épocas. El que aquello haya sido reconocido muchos años más tarde no sólo implica una enorme falla moral, implica que en las profundas convicciones cristianas de Vial la culpa alguna tarea tenía que cumplir.

2 comentarios:

Merlinux dijo...

Ciertamente somos bastante conservadores los chilenos, y esto se ve con mucha claridad especialmente en provincia y en la zona rural. Puede alegarse que estamos cambiando pero debajo de ese tenue barniz de modernismo seguimos igual. Es casi insólito por ejemplo que los más pbres de este país en un porcentaje considerable estén apoyando a la derecha, como si en lugar de presidente esperaran un nuevo patrón que les "dé pega".

Merlinux dijo...

A popósito de conservadores anteayer deslizaron un folleto bajo la puerta de mi casa que resulta ser de lo más pintoresco.

En resumidas cuentas se trata de un llamado de parte de un grupo llamado "protección familia" al elector católico para que le envíe una carta al obispo pidiéndole que se pronuncie acerca de si es lícito como buen cristiano darle un voto a quienes están en favor del aborto terapéutico o abordan temas tan contrarios a la moral cristiana como la eutanasia. Investigando un poco más averigué que se trata del mismo grupo ya mencionado anteriormente Tradición Familia y Propiedad (TFP) y que sólo han optado por este nombre más discreto.

[nota irónica]
Menos mal que aun hay gente que se preocupa de que la gente siga sin pensar por sí misma, si no ¿A donde iríamos a parar Dios mío?
[/nota irónica]

Saludos