Pensemos Chile

domingo, 11 de julio de 2010

Contra los Humoristas

¿Hay algo más allá del lloriqueo del oficialismo respecto de las burlas a las que supuestamente se ha sometido al Presidente?
Si, hay algo, la patética condición mental en la que nos encontramos y que lleva a que los humoristas asuman un papel central en nuestra autocomprensión.
A lo largo de nuestra historia reciente hemos experimentado dos tipos de humor, a mi gusto bastante pobres, pero como no estamos en la Gran Bretaña, no queda de otra.
Hasta hace poco imperaba entre nosotros una suerte de “humor sociológico” en donde la gracia residía en mofarse de lo incoherente de muchas de nuestras costumbres. Eso conducía a una interminable descripción respecto a la familia, los ritos sociales, la política, en fin, la sociedad.
Eso tuvo un matiz cuando en una segunda etapa, se apuntó al individuo bajo la forma de una especie de psicología de folleto muy risible en palabras de sus cultores.
Y ahora la última gracia humorística, una segunda forma de humor imperante, son las imitaciones y en ellas la principal victima de la última imitación sería el Presidente.
Si el humor sociológico o psicológico es tedioso, el humor de la imitación es deprimente y lamentable. Es decir, nos reímos de otros pero no por ellos mismos sino a partir de la gracia imitativa de un sujeto ingenioso. ¿De eso nos reímos? Parece aún más ridículo, pero el hecho es así y demoledor. La propia audiencia y popularidad de los imitadores lo confirma.
Lo lamentable y deprimente es entonces que la gente se ría de aquellas actuaciones imitativas como si se estuviese riendo del imitado más no del imitador. Se ha instalado con ello una cuestión paródica que hace que la gente se ría de modo un tanto idiota de “como son los personajes importantes”.
El pensamiento parece ausente del humor que aquí se celebra. En efecto, en la prensa del día de hoy, uno de los principales cultores del “humor sociológico” crítica al “humor paródico” ya que este “genera tensiones y no relaja”. Entiende este cómico, que alguna vez se autodefinió como “crítico social”, que la única función del humor es relajar a la gente.
Ambas formas de humor son igual de detestables y hablan claramente del estado de cosas entre nosotros.
En ese sentido es digna de ser reivindicada la vieja figuro bufonesca y trágica del payaso. Quizás eso explique mejor a la actual figura presidencial.

1 comentario:

I.J.A.A. dijo...

pero el humor no sería el reverso de la historia, "las tiras" de la historia, el obstáculo a toda historia...leyendo y riéndome de las anecdotas de Diógenes, el de la vida efímera...sabemos: no dan lo que les piden ni responden lo que les preguntan...las gentes se apresuran a escuchar a los charlatanes, pero se demoran a oir las cosas serias...