“El puente vale callampa”. Con esa frase Jaime Ravinet terminó de sepultar su más que discutible carrera política.
¿Cuándo apareció Ravinet en la escena política? ¿Fue parte de aquellos que hoy aún hacen gárgaras recordando su “heroica lucha” contra la dictadura?
Si obviamos su paso por la dirigencia juvenil, Ravinet apareció recién en la escena política, en la campaña presidencial de 1989, ocupando un cargo ejecutivo en el comando de la concertación. Venía de la empresa privada. Su mayor mérito político en ese entonces fue el haber conducido un automóvil. En efecto, el vehículo trasladaba al derrotado candidato de la derecha, Hernán Buchi, quien se dirigía a saludar al electo Presidente Patricio Aylwin, quien se encontraba en el hotel Plaza San Francisco. Ravinet ofició de chofer para posibilitar la escena democrática.
Luego vino su largo período como alcalde de Santiago, con más sombras que luces habría que decir. Más tarde ofició como ministro de Lagos en una gestión irrecordable a estas alturas.
Al final de esa etapa comenzó la época del desvarío, A Ravinet se le pasó por la cabeza ser candidato presidencial, si, tal cual como se le pasa ahora por la cabeza a algunos otros. Por suerte nadie tomó en serio sus afanes y comenzó un largo proceso de extravío.
El comienzo del fin ocurrió cuando aceptó ser ministro en el gobierno de Piñera. Fue exhibido como una curiosa muestra de pluralismo y patriotismo al aceptar integrar un gobierno que no pensaba como él. ¿Era tan cierto eso?
Nadie tomó muy en serio su discurso de servicio público y democracia, la acción colindaba con el oportunismo, para que nos vamos a engañar.
Su gestión estuvo plagada de cosas extrañas, irregularidades según la prensa, además de frases folclóricas y una curiosa interpretación de que cosa es o no es un “secreto militar”. De ahí al “vale callampa” con que se despachó el otro día no había mucho más que esperar.
Se retiró del ministerio acusando conspiraciones y deslealtades, nada que le fuera muy ajeno en todo caso. Al final, sumando y restando, su trayectoria política vale más o menos lo mismo que el valor que el ahora ex-ministro le asignó al puente de la discordia.
sábado, 15 de enero de 2011
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