Pensemos Chile

sábado, 26 de febrero de 2011

Preguntas para 2011

1. ¿Se articulará, por fin, una oposición coherente y fuertemente política a un gobierno mediático y un tanto payasesco?
2. ¿Jugará la prensa un papel menos lamentable y condescendiente con los fácticos de siempre?
3. ¿Volverán, alguna vez, los noticieros a presentar noticias y no estupideces como ocurre a menudo?
4. ¿Se hará cargo la justicia chilena de un caso tan grave como el de Karadima, llamándole la atención a un juez “vagoneta” y “flojonazo” como Leonardo Valdivieso a quien al parecer le dio pereza investigar el caso? No olviden que la Fiscal Gutiérrez señaló que la investigación del tinterillo en cuestión estaba incompleta, por decir algo.
5. ¿Sera capaz la izquierda de pensar respecto de sí misma para así dejar de dar el lamentable espectáculo que ofrece desde hace décadas?
6. ¿Será dable pensar en una idea de transformación de la sociedad que vaya más allá de las lechugas, la conservación de animales o el alumbrarse con velas?
7. ¿Se podrá evitar la lamentable conducta que de seguro practicarán “los chilenitos” cuando Obama aterricé en este país? Les aseguro que saldrá todo el mundo como si viniera un ave exótica de esas que se contemplan en manada
8. ¿Podrá alguien llamar la atención al gobierno judío que sigue bombardeando, ahora mismo, la franja de Gaza sin que a nadie le importe mucho? A estas alturas solo cabe confiar en los europeos ya que el gobierno de Obama es incluso peor que el nuestro, lo que no es poco decir
9. ¿Emergerá en la literatura chilena alguna novela que provoque algún efecto y renueve algo nuestro lamentable escenario creativo?
10. ¿Valdrá la pena seguir haciendo preguntas?

4 comentarios:

SalonHugo dijo...

Notable decálogo.

Merlinux dijo...

No

EDO dijo...

1.No
2.No
3.No
4.No
5.No
6.NO!!!
7.No
8.No
9.No creo
10. ¿Valdrá la pena?

JaK dijo...

Estimado Jorge,
La verdad es que tus preguntas dejan entrever el gran dilema en el que como sociedad (comunidad política) nos hemos convertido.
Yo tiendo a pensar que el monopolio ideológico es causa suficiente de todo este entuerto. Los medios de prensa, la literatura, las instituciones eclesiales, judiciales, policiales, simplemente se ajustan y definen en concordancia con él.
Hoy, nos guste o no, impera a diestra (y siniestra) el modelo político e ideológico neoliberal, modelo impuesto, en un principio, por la fuerza y, después, aceptado con todas sus inequidades e injusticias, por forzadores (lo que era lógico), pero también brutal e inexplicablemente, por la comunidad política forzada (al menos gran parte de ella).
Ahora, a algunos esta situación les parecerá plenamente satisfactoria, otros mirarán con recelo, otros dirán que les desagrada y así todas las variantes posibles. Lo penoso es que prácticamente no existe, ni es permitida, la organización que posibilite un paradigma ideológico alternativo. Y mal se hace al pensar que sólo el problema se circunscribe al dilema político, pues finalmente se va cristalizando una etica del pensar, del sentir y del hacer que cala profundamente en la cotidianeidad y, como todos sabemos, termina por enajenar las conciencias. Si vamos a vacacionar y donde lo hacemos pasa a ser un problema de mercado al igual si seguiremos trabajando donde lo hacemos y bajo qué condiciones o si es válido un período de postnatal distinto al actual. Si necesitamos descansar, o si nos satisface (en tanto tener sentido) nuestro trabajo o si será mejor para el desarrollo de los recien nacidos un período mayor de vinculación presencial con los padres, pasan a ser cuestiones secundarias, relacionadas con lo que se discute en el "mercado", pero secundarias al fin y al cabo. Y así creo yo con todos los grandes temas como salud, bienestar, espiritualidad, necesidad de informarse y conocer, justicia y, en general, con la vida pública y privada chilensis en su conjunto.
Yo, al menos, espero con ciertas esperanzas, la aparición de las excepciones...