Pensemos Chile

domingo, 24 de abril de 2011

El Problema que Faltaba

Como si no tuviera suficientes problemas, al gobierno le apareció ahora un problema teórico. Rara cosa, por lo general los gobiernos tienen problemas prácticos que a veces se explican cómo defectos comunicacionales y no de gestión. Pero este gobierno, aparte de sus evidentes problemas diarios de gestión, tiene ahora, como enunciamos, un problema teórico.
Se trata de la ausencia de “relato”. Allí estriba, a partir de observaciones de Pablo Longuerira, el problema principal del gobierno. Más allá de JVR, la señora Matte y sus asesores o la desconfianza de la UDI con el Presidente, el problema es que este y su gobierno no tienen relato.
¿De qué se trataría esto?
No es fácil de descifrar. Cuando aparecieron las primeras tesis de los que se dio en llamar “Posmodernos”, comenzó a hablarse del “fin de los grandes relatos”. Es decir, luego de la segunda guerra mundial y ante la crisis general de las ideas, los grandes relatos de la “Emancipación”, “el Saber Ilustrado”, “el Héroe” “la Historia Universal”, habían desparecido ya que no significaban mucho. Algo análogo ocurrió en el siglo XIV cuando el sabio ingles Guillermo de Occam le pasó “la navaja” a los conceptos universales señalando que estos no tenían consistencia y sólo había consistencia en los nombres particulares que esos conceptos universales abarcaban de manera vacía. A fines del siglo XX y a partir de las tesis de otro sabio, J.F. Lyotard, se asumió el fin de los grandes relatos sobre todo en una época en donde el conocimiento se informatizaba y copaba redes de información a las que se le “desaparecía” el centro, el mejor ejemplo, lo sabemos, es internet. Ahora, Lyotard no tiene culpa de que a partir de sus tesis el termino posmoderno se utilice como guarida múltiple de cinismo o sean posmodernos todos los que no piensan como uno.
A la luz de lo anterior cabe consignar que si bien es probable que la posmodernidad no sea sino un ramal de la modernidad, es cierto que no ha emergido un gran relato y hoy vivimos en medio de una fragmentación de ideas. Por tanto el relato que le falta al gobierno es algo así como un conjunto de ideas que expliquen si acaso lo que hace tiene sentido y puede leerse bajo la forma de alguna coherencia o son puros tiros al aire, chiripazos o manotazos de ahogado. No por nada la prensa de esta mañana consigna que “no le vengan al Presidente con eso del relato, a él le importan que las cosas se hagan y ojala bien”. Traducido, no discutan huevadas, que es un poco el estilo del actual Presidente. Pero sabemos que hacer cosas por hacer no lleva a ninguna parte. De allí que la UDI ya esté discutiendo quien será el nuevo candidato a la presidencia y ojala con relato. Pero, por otra parte, fue Lavín que inauguro la falta de relato cuando a fines de los 90 lo que importaba era “resolver los problemas de la gente”, algo bastante vacío y general si se le mira con distancia y este gobierno es rehén de esa lógica.
Tras la cuestión del relato subyace otra cosa, tal vez la pregunta (no se me ha ocurrido a mi debo reconocerlo) es si acaso este gobierno es el quinto gobierno de la concertación o el primero de la derecha o centro-derecha.
Se inclinan por la primera tesis los seguidores de MEO (¿lo recuerdan aún?) quienes se defienden de haberle entregado el gobierno a la derecha diciendo que nadie puede ser culpable por soñar. Aparte de la vuelta freudiana que habría que hacer sobre tan notable excusa, cabe recordar que como dicen que dijo Goya antes de enloquecer, “los sueños de la razón son atroces” y la historia del siglo XX está plagada de esos ejemplos.
Los que se inclinan por la segunda tesis son los de la concertación que razonan a velocidad de tortuga, y el propio gobierno, pero sin relato.
Vaya problema, lo único que nos faltaba.

No hay comentarios: