Pensemos Chile

lunes, 2 de mayo de 2011

Yo relato, tú relatas, el relata, nosotros relatamos,

Alexis Meza Sánchez
Secretario de Redacción Revista “HistoriaViva”
alexis@historiaviva.cl
Twitter: @amezasanchez

Mucho se ha dicho y escrito, sobre la ausencia de ‘relato’ de parte del actual gobierno. El propio Presidente, ha señalado que la mentada cuestión del relato, lo tiene hasta la coronilla.
Lo interesante, es que el debate lo abrió el dirigente oficialista Pablo Longueira, aludiendo a la supuesta incapacidad para dar un marco referencial a las tareas de gobierno y sus logros. Para dotar de sentido a la actividad cotidiana e impregnar de una épica movilizadora dicho accionar u otorgar, a la vez, un arco conceptual, al cual refiera la historia futura, cuando evalúe al primer gobierno de derecha post Pinochet.
¿Debiera ocuparnos en efecto esta cuestión?
A mi juicio, no se trata más que de un acto pirotécnico, de esos que sirven para ocupar la cada vez menos atractiva agenda pública, desplazando a su vez del eje del debate ciudadano, los asuntos medulares que nos configuran social y políticamente. La actividad política está plagada de cuñas sin sentido, de anuncios que no se concretan, de arrebatos episódicos y de noticias silenciadas.
A la larga aquí el problema es otro. Estoy convencido, que ‘el relato’ del actual gobierno, es que no haya ‘relato’.
Como hemos señalado más arriba, un relato es necesario cuando la pretensión es movilizar las fuerzas sociales y culturales en pos de un ideario. Es imprescindible, cuando lo que se busca es convocar a la construcción de un proyecto, de una épica, que genere propuestas y proyectos transformadores de la realidad En esos contextos, la difusión de un relato y de una narrativa que enmarque la actividad política es ineludible, pues se estaría discutiendo la hegemonía de la escena y del espacio público.
Claramente este no es el caso del Chile de hoy.
El Chile actual, en su dimensión política, es presa de un duopolio (Concertación y aliados + Coalición por el cambio), que comparten en líneas gruesas el modus operandi del quehacer político, con sus consiguientes discursos y motivaciones. Hace varios años, el diputado Sergio Aguiló, nos habló de que Chile estaba encajonado entre dos derechas. Los actores de estas dos derechas, a veces cruzan las tenues fronteras que les separan. Escuchar al diputado Jorge Tarud del PPD hablar de relaciones exteriores, debe ser muy placentero para quienes profesan la xenofobia, así como ver a la diputada RN Marcela Sabat, oponerse a la Central Barrancones, es un acto pintoresco. Un recién llegado al ‘planeta Chile’, no podría reconocer a dirigentes políticos de centro derecha o de centro izquierda, pues son ‘mortalmente parecidos’.
Por ende, los gobiernos post Pinochet, tienen un eje de acción común, que bebe de la díada democracia limitada / modelo neoliberal. Esta díada no se discute. Es elevada a la condición de dogma. Es la consagración orgánica, del principio aylwinista de hacer política en la medida de lo posible. Cuando se piensa en la política exclusivamente como el reducto de ‘lo posible’, se le cercena de su dimensión utópica, creativa, constructora, a la larga, histórica.
Así, la política se aboca a la mera administración del modelo, sin pretender gestionar proyectos de cambio. Detalles más, detalles menos; errores más, errores menos. Da lo mismo. No es la cuestión de fondo. Particularmente no me interesa discutir cual de los dos conglomerados del duopolio es más o menos eficiente en tanto administrador del modelo. ‘La nueva forma de gobernar’ se proponía hacer las cosas ‘mejor’ que como las hacía la Concertación. Pobreza franciscana, pues la vara no era muy alta. Aún así, no lo han logrado.
Por eso hemos dicho, que este es un quinto gobierno de la concertación, o mejor dicho, el quinto gobierno del citado duopolio.
Para eso no se necesita ‘relato’.
El tema pendiente sigue siendo, cómo abrir una franja o una grieta en ese duopolio, que dé cuenta del descontento colectivo y de miradas alternativas.
Se me ocurre que para eso se debe dar rienda suelta a nuevas ideas, sin dogmas de ninguna especie, que sean capaces de construir nuevos instrumentos, para remecer el espacio político y para desplazar a los conservadores de derecha y también de izquierda, que están muy cómodos, compartiendo proporcionalmente sus cuotas de influencia en la vida pública.
Este relato si me resulta absolutamente necesario.

En San Miguel, a 1 de mayo del 2011.

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