Pensemos Chile

domingo, 5 de junio de 2011

Un nuevo Fantasma recorre el Mundo

El clima aparece crispado. Los medios oficiales hablan de que en estas horas el gobierno se reúne ya que, al aire de gravedad de la situación, se añade la falta de conducción política. Lo anterior, empeorado por un clima de hostilidad y movilización más los datos de una encuesta que ha derribado hasta las menos optimistas previsiones del gobierno.
Más allá de las cifras, cabe pensar un poco en el impacto de la encuesta.
El más grande historiador de los últimos tiempos, Eric Hobsbawm, señala en “Historia del Siglo XX”, que las encuestas de opinión pública surgieron en los Estado Unidos (¿dónde más?) en los años 30, cuando a George Gallup se le ocurrió “aplicar a la política muestreos de investigadores de mercado”. El primer impacto de una encuesta, sigue el historiador británico, ocurrió precisamente en Estados Unidos, cuando ante la pregunta de “a quien los americanos preferirían como ganador, en caso de un enfrentamiento entre Alemania y la Unión Soviética”, los datos arrojaron que la opinión pública norteamericana prefería a los soviéticos. Esto fue en 1939 y produjo natural estupor. La historia luego mostró que esos datos y preferencias se corrigieron. Claro, con guerra mundial de por medio y “guerra fría” como colofón.
Recuerdo todo esto porque se ha instalado una cosa medio artificial con la última encuesta ya que las mediciones de opiniones y de estado de ánimo de la gente, pueden variar sucesivamente o encaramarse por la simpatía o los afectos. Por tanto, la encuesta no es más que un dato que el propio gobierno requiere no para corregir su política, sino inventarla. La misma encuesta refleja que la concertación sale tan mal parada como el propio gobierno y que el descrédito de la clase política es transversal. Y ante aquello, comienza a producirse la reacción de clase por parte de los políticos y las diferencias entre gobierno y presunta oposición desparecen ya que el negocio es de todos. “Las noticias son malas para todos” dice el Presidente de la D.C.
Lo interesante es más bien el clima que se instala en la calle y en las percepciones de los ciudadanos que desgraciadamente se encuentran muy mal informados y con un rechazo visceral a la política, lo cual es comprensible. Allí emerge el primer problema, el que como pólvora encendida comience a correr la solución a través de la tentación autoritaria. Lo otro, es más bien la indiferencia, esto es lo que le conviene al gobierno.
¿Y qué pasa con los movimientos diversos que copan semanalmente la calle? Allí podría instalarse un nuevo modo, más allá del autoritarismo y la indiferencia, ¿pero, será posible? Me parece a mí que la responsabilidad principal de esto la tiene la izquierda. Es la izquierda la que debe articular un referente coherente que articule este malestar evidente. Pero da la impresión que aquello no será posible, por tres razones:

1. La izquierda que está cada vez más cerca de los escombros de la concertación y que regresó al parlamento hace muy poco, “izquierda triste”, como la definió un columnista invitado a esta página hace unas semanas, no ha pensado nada desde que el muro de Berlín se les cayó encima
2. La cantidad de votos obtenida por la candidatura de MEO, ¿izquierda alegre, diversa y chacotera? Se ha diluido. Esto porque si bien ellos comprendieron el síntoma de descomposición no fueron capaces de capitalizarlo. Imponen ideas en agendas que no dominan.
3. No hay un cuerpo de ideas sólido que articule a estos movimientos de “desencantados, disconformes e indignados”, que copan las calles de Europa, del Medio Oriente y, por cierto, nuestros propios estudiantes universitarios. Padecen de “orfandad ideológica”, así lo define Steve Fuller, sociólogo inglés, entrevistado esta semana por otro medio oficial, Que Pasa. Dice él que extraña al marxismo a propósito de la ausencia de ideas. Y puede que tenga razón.
Para ello, sin embargo habrá que salir de las lecturas ortodoxas, más propias del Santo Oficio de la Inquisición que de un pensamiento libre y crítico.
Un nuevo fantasma recorre el mundo, no cabe duda. Tal vez pronto desaparezca, como los fantasmas. Espero equivocarme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

insisto...ese fantasma tiene un nombre.... y no desaparecer'a.....