Pensemos Chile

domingo, 18 de marzo de 2012

El precio de Jorge

El escritor Jorge Edwards, del que se recuerdan más premios, chascarros y desvaríos que su propia obra, ha dado una muestra más del cinismo imperante en las clases altas de este país cuando en determinadas épocas, algunos de sus miembros van cambiando progresivamente de chaqueta.
Hay que ser justo, es posible que la novela de Edwards, El Museo de Cera, sea una buena idea. Tal vez lo más entretenido lo escribió gracias a su parentesco con Joaquín Edwards Bello. En fin, en este asunto el problema no es de crítica literaria sino político y además, pertinente a la miseria humana, si se permite la expresión.
La fama de Jorge comenzó cuando el Presidente Allende tuvo la discutible idea de enviar al entonces joven escritor, como cónsul a la Habana. Allí pasó una serie de sinsabores políticos y Fidel Castro término por expulsarlo de su feudo. Con ello, Edwards encontró su primera gran oportunidad, escribió Persona non grata, en donde da cuenta de su peripecias caribeñas y hace gala algo así como de una declaración de principios democrática al modo como siempre han hecho las altas clases, profesión de fe, como rezar en misa más o menos.
Luego de eso su biografía mezcló la literatura, la diplomacia y el exilio, don Jorge no podía ser menos y debía combatir por la democracia. A su regreso a Chile militó en las filas de la Concertación o al menos fue bastante cercano a ellas. Fue ese vínculo el que le permitió ejercer como embajador ante la Unesco en Paris. Estando allí y de seguro gracias a sus lazos con la coalición gobernante, le dieron el premio nacional de literatura en 1994. Premio tan discutible en general como ganado por muchos zalameros en particular.
Haciendo gala de independencia y hastío, el viejo escritor se bajó de las filas gobernantes para adherir a Piñera. La verdad es que, a esas alturas, a la naranja le quedaba poco jugo, para que nos vamos a engañar. De alguna manera volvió a su hábitat, del que salió joven para conocer mundo.
En una entrevista ofrecida por Edwards al diario El Mercurio el domingo 11 de Marzo, el escritor reafirmó su apoyo a Piñera, aunque dejó entrever algo revelador. Dijo que estaba preparado para rechazar un cargo en el nuevo gobierno, sin embargo ante la oferta de la Embajada de Paris su amigo Piñera lo desarmó y en el fondo le hizo una oferta que no podía rechazar. Era la vuelta de un decadente al glamour de la ciudad de las luces. Su curriculum literario es menor y su curriculum político es no menor, de funcionario de la UP al gobierno de Piñera, alguien podría decir, peores cosas se han visto, pero se extraña una cierta posición ética en el escritor que cruza el dominio político. Pero en fin. Un buen amigo me decía esta semana, comentando este desvarío, que todo hombre tiene su precio. Si alguien alguna vez dijo que "Paris bien vale una misa", a don Jorge le bastó simplemente con adherir a aquellos que tienen las manos manchadas con sangre, pero que importa eso a alguien que ya obtuvo el premio nacional de literatura.

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