Pensemos Chile

domingo, 8 de abril de 2012

La Comprensión de lo Diferente

No puede llamar la atención, en un país como el nuestro, que la clase política pretenda regular nuestras vidas a través de prohibiciones.
Se trata no sólo de impedir que la gente pueda actuar con cierta libertad, sino que además se pretende normar conductas en espacios públicos relegando a los individuos a su puro ámbito privado, la lógica, por cierto, es congruente con el modelo privatista de las últimas décadas.
A la prohibición de fumar en todos los lugares públicos, que de seguro el Parlamento aprobará dentro de poco, se ha planteado esta folklórica ley de “tolerancia cero” con quienes beben alcohol y conducen... Si bien esto último no es recomendable cuando se bebe en exceso, no es tan así si se bebe pausadamente. Resulta que ahora aquello es imposible. A pesar de ello, las cifras muestran que la mayoría de los accidentes de tránsito se producen por conductores que se quedan dormidos por extenuantes jornadas de trabajo, cosa que a nadie le importa mucho. El chiste de la Ministra del Trabajo a propósito de la posibilidad de clausurar la empresa Tur Bus por estas prácticas, fue eso, un chiste.
Para peor, en el Parlamento se ha constituido un grupo que se da en llamar “bancada médica”, comandados por el autoproclamado progresista Girardi, que, en el último tiempo, han puesto bajo la lupa, el tabaco, el trago, la comida, las formas de alimentación, etc. Un poder normativo, que se ampara en la sabiduría médica para ejercer control sobre nuestras vidas. Antes la Iglesia se ocupaba de la salvación de nuestra alma, en este secularismo global, la bancada médica se ocupa de la salvación de nuestro cuerpo. De hecho el discurso tiene un tufillo integrista y reaccionario. ¿Por qué no dejar vivir a la gente como le parezca mientras estos no molesten a otros que quieren vivir de otro modo? ¿Por qué no se ocupan de cosas más graves que ocurren aquí y que no se resolverán por medio de prohibiciones?
Esa misma gente es la que ha rasgado vestiduras debido al terrible crimen de Daniel Zamudio. Allí fingen de plurales y diversos, pero muchos de ellos, si pudieran, prohibirían hasta la homosexualidad. Esa misma gente tiene en el Parlamento hace 7 años una ley anti-discriminación.
El caso es que la comprensión de lo diferente es algo que aquí hace mucha falta y eso no se promueve solo con leyes, sino con un cambio muy fuerte en la mentalidad. Pero para ello, ya no hay tiempo en un lugar como este. Las increíbles opiniones del abogado Jorge Reyes respecto del crimen de Daniel Zamudio lo reafirman.
Estamos, al parecer condenados a la hipocresía, la beatería y el cinismo de mala clase.

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