Pensemos Chile

domingo, 13 de mayo de 2012

Europa, Europa

Los fantasmas van cambiando a medida que el tiempo pasa y la historia va haciendo patente las contradicciones y miserias de la existencia humana. Los fantasmas que recorre ahora el mundo europeo son los de la extrema derecha y el nacionalismo rabioso. En Francia, Marine Le Pen obtuvo casi el 20% de los votos, generando un hecho político donde ella misma advirtió que nada iba a volver a ser como antes. En Grecia, nación al borde de caerse de la zona euro, el partido “Amanecer Dorado” de clara tendencia fascista, ha logrado casi el 6% de los votos con lo cual ingresaría al Parlamento, 40 años después de la última dictadura militar en el país helénico. Lo mismo ha venido ocurriendo en Holanda, Italia y Suecia. No pocos piensan que este fenómeno obedece al modo como se ha desarrollado la crisis económica en la zona del euro y el tipo de política con que se ha tratado de resolver, a saber, por la vía de recortes fiscales y planes de austeridad imposibles de soportar para la población. Es en estas épocas en donde el fenómeno del “orgullo nacional” aparece desafiando a una corte de “decididores” de orden supranacional que desde los organismos financieros y con el apoyo de los gobiernos que solventan la zona, toman e imponen decisiones para resolver la crisis. Este “orgullo nacional” vuelve a levantar la muralla de la identidad histórica que se asocia al rancio conservadurismo de “pasados gloriosos” olvidados por la oleada modernizadora y la integración económica. El concepto de “decadencia” de la propia cultura es el que alimenta este principio de recuperación de la tradición, frente a lo que se considera la “humillación” que infringen los órganos económicos de la centralidad europea. Tal vez esto no sea muy diferente al clima que se generó en Europa a finales de la primera guerra mundial, a partir de allí y bajo las premisas de la decadencia de la cultura occidental emergió el fascismo, que fue capaz de entusiasmar a millones de personas que se sintieron identificados con el carismático liderazgo de quienes prometían la recuperación del honor perdido y el fin de la expoliación económica. ¿Ocurrirá algo semejante ahora? ¿Desaparecerá la zona del euro? No lo sabemos, pero el síntoma es digno de atención. ¿Y la izquierda, tiene algo que decir? Muchos han celebrado el triunfo del candidato socialista en Francia como si hubieran asistido poco menos que a una nueva toma de la Bastilla. El asunto es menos épico, no cabe duda. La desaparición del Estado de Bienestar, el fin de un proyecto de izquierda, que llevará, más temprano que tarde, al nuevo Presidente de Francia a correrse hacía el centro, cuando no a la derecha, para evitar la muerte del euro no permite vislumbrar claramente un pensamiento consistente por parte de la izquierda. La izquierda dejó de pensar hace 20 años y ha contemplado con encono como el mundo cambiaba y cuando vieron que se quedaban abajo del carro se subieron en el coche de tercera. Mientras, el fantasma de la extrema derecha avanza.

1 comentario:

Toxicómana dijo...

A pesar de que existen residuos de fascismo en europa, creo que hay que considerarlo en niveles distintos a los que sucedieron en la primera parte del siglo xx. La cual no es una diferencia menor, y es que por una parte cada cierto tiempo florecen discursos políticos nacionalistas, chovinistas incluso, que por mucho asidero mediático que tengan no significan un cambio de paradigma a nivel económico que conllevaría un pensamiento fascista (teniendo éste que ser más estatal que el modelo actual).
son estrategias del neoliberalismo contextualizarse a las coyunturas mundiales, pero no creo que esos acontecimientos políticos sean tan relevantes cuando nos acordamos que lo económico es lo que determina al motor del mundo y maneja el resto de las esferas.
(Y la izquierda no sé qué tan izquierda es cuando dentro de sus estrategias y proyecciones es reproducir el sistema económico).
Lo importante, siento, es cómo la crisis europea nos afectaría a nosotros, sin considerar únicamente algún alza o baja del valor de la moneda, sino que el discurso antiquísimo de poner a Europa como referente cultural y social, vale decir, Chile como "país en vías de desarrollo" que tiene como referencia un continente que se desmorona. Qué tan desarrollados son ellos entonces?