Con profundo jolgorio la fanaticada futbolera ha
celebrado la llegada de Jorge Sampaolí a la dirección de la selección nacional
de futbol. Se habla de él como uno de los técnicos más exitosos de la historia
del futbol en Chile. Esto es discutible, pero las alabanzas lo pueden todo.
A ese entusiasmo ha contribuido nuestra excelente
prensa local, que se ha ocupado de múltiples de talles. En los últimos días hemos sabido donde nació el
nuevo técnico, con quienes jugaba cuando niño y cuales son sus aficiones. La
prensa ha ensalzado su austeridad y su perseverancia obsesiva en el trabajo. .
Cuestión no menor en un país en donde el empresariado de diverso cuño explota a
medio mundo con el visto bueno de todos.
A las alabanzas al nuevo entrenador se ha agregado
el dato, absolutamente relevante, de que el sería una especie de nuevo Marcelo
Bielsa. Con eso han de quedar todos felices.
Como muchos recuerdan el extraordinario entrenador
rosarino se marchó de Chile por divergencias con la nueva conducción de la
Asociación de futbol. A estas alturas no pocos sospechan que a Bielsa no le
quedó más remedio que irse. Esto habría sido organizado desde el propio
gobierno que se sentía ofendido ante el desplante de Bielsa a Piñera. El rencor
gobiernista no olvidó y a la primera le pasaron la cuenta. Respecto de esto, el
periodista Felipe Bianchi ha insistido en que la salida de Bielsa se digitó
dese el gobierno y nunca ha sido desmentido. La trama partió por desbancar al
entonces presidente de la asociación de futbol. Pues bien, los mismos que
echaron a Bielsa hoy le ofrecen a los fanáticos a un “Bielsa chico” y todos
contentos y no ha pasado nada. Lo demás se olvida, la memoria del hincha es
pobre y selectiva. Ahora se piensa no solo que Chile se clasifique al mundial
sino que, en una de esas, salga campeón. Todo se pude con Sampaoli. La gente
tiene que estar contenta, eso lo saben en la ANFP, lo demás se olvida.
Por mi, ojala le vaya mal, muy mal.
1 comentario:
Por mí que Chile no clasifique siquiera. Me importa un soberano bledo el fútbol, y así se reduce (no mucho, pero algo) la posibilidad de que nos frieguen silenciosamente en diversos ámbitos mientras todo el país está preocupado de que si Suazo o Arturo Vidal.
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